Pachuca-Tlaxcala y mis dos noches acampando
Una vez saliendo de Pachuca estaba con la intriga de a donde dirigirme, ya que estaba a la expectativa de una llamada. Me tocó acampar dos noches seguidas, la primera de ellas fue en los Prismas Basalticos en Hidalgo, realmente fue un recorrido relativamente corto 45 kms aprox desde Pachuca, esa noche fue ligera porque tenía algo de comida, el frío lo mitigó un poco la fogata. Al día siguiente había que seguir el camino, el destino era Tlaxcala, de antemano sabía que no llegaría pero quería avanzar lo más que pudiera, comencé tarde, no contaba con que un señor tenía ganas de platicar, fue una platica amena de la cual salió una invitación a una boda en Playa del Carmen (Coincidentemente es con las fechas en las que espero andar por allá) y tampoco contaba con que en el camino estaría el "Museo del Duende" y no digo que pierdo tiempo, a veces solo me dejo llevar por el camino,una vez en Tulancingo me paré un poco a comer algo, casi nada en realidad.
Tenía conocimiento que el camino a partir de allí sería pesado por las subidas contiguas, aún así había que avanzar lo más que pudiese para que al día siguiente fuese más corto el recorrido, ese día fueron 60 kms más, la ultima mitad de ellos a partir de Tulancingo serían de subida. Así como la noche pasada ya sabía que tendría que acampar, sin un lugar seguro a la vista en la carretera comencé a sentir la incertidumbre de quizas quedar barado a la orilla de la carretera, seguí pedaleando intentando encontrar un lugar oculto, en medio de la nada ví una hacienda, a lo lejos se veía vieja y acabada, acercandome me dí cuenta que no estaba equivocado (al día siguiente me enteraría que tal hacienda pertenecio a Panfilo Garcia un poderoso hacendado de la zona que tenía 99 haciendas y no tenía más sólo para que P.Díaz no se las quitaran, cuenta la leyenda que en algunas de sus haciendas tenía algo parecido a un zotano y cuando alguno de sus empleados le jugaba chueco los arrojaba allí, allí donde había puercos que se los comian vivos).
Con el pánico "normal" aunado a la escena de pelicula de terror, las que solián ser habitaciones fueron consumidad por el tiempo y solo había hierba creciendo por doquier, basura y el aire que pasaba entre ellas hacía sonidos que cualquiera podría pensar que eran alaridos. Mi cena fue una pieza de pan de las dos que llevaba, tenía que cuidar a detalle el poco alimento y agua que me quedaba, en realidad no se descansa, no se puede. Entre tener que cuidar la bicicleta, el frío, el suelo duro y con las piedras calando en la espalda, sin embargo se trata de aprovechar esos pequeños descansos para reponer energías.
Al día siguiente me desperto el frío, no fue el gallo, quizás también estaba escondiendose del frío. Saliendo de mi casa de campaña observe mis alforjas cubiertas de hielo, no imaginé que estuviese el frío a tal grado, creo que haberme quedado en esa hacienda a pesar de parecer de terror fue lo mejor, al menos me cubría del aíre.
Comencé mi camino con el objetivo de que en ese día tendría que llegar como fuera a Tlaxcala, con sueño, cansado y hambriento me propuse llegar, en ratos mi cuerpo no daba para más, pero creo que muchos me entendaran cuando digo que andar en bici muchas veces es más de fuerza mental que física, no hicé parada hasta Apan, 30 kms después del lugar de donde acampé, ahí me quedé a checar la ruta a seguir y a comer algo.
¡Vaya que el camino es caprichoso! Está de más decir que la bicicleta cargada como la traigo llama la atención y da píe a ser observado constantemente y/o cuestionado sobre lo que hago, platicando con el dueño del negocio, resultó ser un "arqueológo" sin titúlo. Coincidimos en la idea de que México es impresionante y que harían falta años para conocerlo por completo, en su andar por los cerros y curioseando ha encontrado piezas arqueológicas, su colección se extiende a más de 500 piezas junto con un cerro que explora el cual comenta que está casí seguro de que es una piramide.
Emocionado de contarme y mostrarme su basta colección, me invito a caminar al cerro. ¿Será buena idea? -me dije- No pude responderme, sabía que me quedaba tiempo suficiente para el resto del camino aunque también tenía que anteponer en mi posibilidad el cansancio y el camino que restaba, pero pues ya estaba ahí no podía perder la oportunidad de conocer esa montaña, quizás me desgaste físicamente pero me llene de energías con todo lo que ví. Me restaba poco más de 60 kms, ya que bajamos del cerro partí con prisa a Tlaxcala, me sentí emocionado al saber que estaba a la tercera parte del camino en una hora, mi suerte no sería tanta a partir de ese punto comenzaban subidas y columpios, el aire en contra no ayudaba de mucho en las bajadas y menos en las subidas. Ya a la mitas había ligeras bajadas que no servían de mucho con la carretera llena de baches, justo cuando me faltaban casi 10 kms por llegar, me topo con una pendiente que me pareció gigante, me sentí desesperado porque no había señales, sin gps y sin mapas estaba con la incertidumbre y la frustración de que quizás no llegaría. En la cuspide de la subida mi cuerpo necesitaba azucar y energía mis reservas estaban casi agotadas, practicamente me dió lo que se conoce en el argot como "la pajara", un par de dulces ayudaron.
Lo mejor vino cuando entre el cerro ví la ciudad de Tlaxcala, mi destino estaba allí, a solo una bajada, me sentí el campeón del mundo cuando estuve en mi destino ya descansado, bañado y con algo en el estomago. Si bien a veces se sufre el gozo el mayor, y no me arrepiento de estar haciendo este viaje, al contrario, las satisfacciones personales al llegar siempre a un destino no se compara con nada, el anímo de todas las personas dan ganas de seguir, el reto personal de seguir avanzando, la verdad es que a más de mes y medio aún no me la creo por completo, pero dice mi hermano "ya estás más para allá que para acá" así que ahora lo que anció es mi próximo destino.
¡Ah! y también es grato compartir esto después de días de estar incomunicado por este medio.
Hay tanto que contar que me dí tiempo de compartirles tan solo un poco, quisiera poder gritarlo al mundo.