Día de Partida
Día de partida
¿Cómo describir ese día?
Admito que estaba con el nervio al tope, era un cumulo de sentimientos entrelazados a punto de explotar, esperar tanto tiempo para comenzar un recorrido que ha de sonar interesante, aventurero, cansado para algunos, criticado por otros tantos, pero en fin.
La luna a quien tengo por costumbre observar constantemente tuvo el detalle de asomarse por mi ventana, acompañarme en mi insomnio, como si supiera que habríamos de alejarnos de esa ventana en la cual se asomaba sigilosamente para iluminar mis noches , llenarme de energía y a su vez dibujarme sonrisas en los sueños. Mi maleta estaba lista esperando en la parte baja de mi casa, una maleta en la que llevaría empacada mi vida por un largo tiempo, me costó trabajo elegir entre lo importante, lo indispensable y lo necesario. Solo el tiempo dirá si elegí lo necesario, lo importante o lo indispensable.
Una vez llegada la mañana tendría que despedirme primeramente de nuestras mascotas quienes son parte fundamental de la familia, y no con esto estoy priorizando a ningún miembro de mi familia. Cabe destacar que a todos les tengo un especial afecto, fue por ellos que se me había hecho costumbre despertar y verles a mi lado o en su defecto Beavoir era quien tenía la sutileza de despertarme a lenguatazos para que la alimentase . Posteriormente pasaría al protocolo familiar de los viajes, recibir la bendición y el buen deseo de mis padres y hermanos antes de partir.
Personalmente no soy adepto a esas costumbres, pero no habría de despreciar la buena intención de mis padres, fue duro. Mi padre un hombre de carácter fuerte y poco expresivo, se quebrantó al saber que mi partida estaba a unos minutos más, de mi madre era de esperar su reacción, pese a ello no pude evitar sentir un nudo en la garganta, David (mi hermano pequeño) con quien a diario convivía la mayor parte del día tampoco le fue posible evitar el lagrimeo. Habrán de imaginarse todo lo que pasaba en ese instante, a mí no me quedaba más que hacerme fuerte, no podía mostrar debilidad ante ellos, quería demostrar que me iba decidido, con ganas y valor de adentrarme en un viaje con incertidumbres.
El momento había llegado, no me imagine encontrarme con más miembros de mi familia en el punto de partida, fue muy grato verles ahí. El nerviosismo con la prensa era más que evidente aunado a que no llegaba mi compañera de viaje, a quien habría de conocerle en ese día, era como una cita a ciegas que debería de culminar en un romance pronto y próspero.
Ya tomando rumbo a mi primer destino que sería la ciudad de Guanajuato, en el primer pedaleo no pude evitar sentir una sensación muy familiar, la misma que cuando de niño le das a tu bicicleta sin ayuda de nadie, fue un flashback, en el camino no podía sentir otra cosa que no fuera emoción, acompañado de Marco( otro de mis hermanos, Miguel decidió acompañarnos solo un tramo y posterior tomar camino a casa) no sentí titubeo alguno.
El recorrido fue corto, llegados a Guanajuato me sentí triunfal al cruzar la caseta de cobro, que por cierto tenía una larga fila de coches esperando el paso. Unas horas más tarde mi hermano emprendería el regreso a casa, quedándome solo yo y mi bicicleta. Aquí es donde ha de empezar una serie de historias.